250, bonito número

250 entradas y 

500  comentarios

Gracias por compartir éstos tres añitos conmigo (el sábado que viene hace 3 años que inauguré éste blog). 

Cuando empecé no tenía ni idea de qué iba a escribir, no sabía si iba a hablar de cocina, de amor, críticas, cine, manualidades... pero teniendo en cuenta cómo soy esa respuesta se respondió rápido, de todo un poco, ya que todo formaba parte de mi y estaba claro que éste iba a ser un blog personal. 

Tenía una duda y es que no sabía si iba a ser capaz de expresar algo con coherencia, si sabría escribir correctamente, lo suficiente para que cualquier desconocido que me leyera se enterara de algo, pero sin perder la esencia claro, con las palabras que uso, los "andalucismos", los xD, etc... tampoco quería que ésto pareciera un periodico o un libro de la Real Academia Española porque yo odio a la gente que escribe con palabrejas que ni ellos saben su verdadero significado para parecer más cultos. Yo siempre he sido muy práctica y se pueden decir las cosas de forma resumida y clara, sin tanta retórica y parafernalia (por eso soy de ciencias y nunca entenderé a los de letras... ellos cuentan en 5 folios lo que nosotros en 1 xDD) 

Tenía la absoluta certeza de que nadie me leería, ¿a quién podría importarle lo que le pasar a una adolescente cualquiera de pueblo de 19 años (ahora 22)?. Era extraño porque aunque siempre escribía para mí, lo hacía a la vez pensando en que alguien podría leerlo y con la ilusión de que a alguien pudiera interesarle. Un ama de casa de Badajoz, un chef de Barcelona, un albañil de Asturias o una estudiante de Madrid.

No tenía ni idea de cuánto podía "enganchar" ésto, que necesitaría escribir y contar lo que me pasara, si estaba feliz o triste tanto como necesitaba comer o dormir. Y en éste caso aunque nadie me leyera o me pusiera comentarios, esa sensación no cambiaba. Una vez que empiezas, no puedes parar, ésto es como comer Pringles. 

Jamás se me ocurrió pensar cómo podría involucrarme con los demás bloguers, interesarme por ellos, preocuparme si no estaban bien o alegrarme si las cosas les eran favorables, disfrutar con sus viajes, pasarlo mal con sus divorcios y reirme con sus anécdotas. 


Pero lo que nunca pensé es que después de tres años seguiría aquí, con algún que otro abandono temporal (en toda relación siempre hay alguna que otra separación), pero aquí al fin y al cabo y con toda la intención de continuar.

Yo sólo quería escribir... y es lo que hago.