La química del amor

El otro día creo recordar que mencioné lo de la glandula, célula o lo que fuera que hacía que nos sintieramos atraidos por alguien. Pues bien, me quede con la duda de saber algo más y como funciona exactamente y he estado buscando. He encontrado lo siguiente:

El amor es pura química. Además, fabricada por nuestro cerebro.

Estar enamorado es una de las enfermedades más terribles y disparatadas que existen. Sus síntomas son muy parecidos a los de algunos trastornos obsesivo-compulsivos estudiados por la psiquiatría, como lavarse las manos continuamente o comprobar sin parar que una puerta esté bien cerrada. Pensar todo el día en una persona viene a ser lo mismo.

(Joder si yo lo sabía que eso de tenerlo 24h en mi cerebro, apoderandose de él no podía ser bueno... y si se considera enfermedad ¿¿ porque no te dan la baja por ello?? xD)

La psiquiatra italiana Donatella Marazzitti fue la nota que descubrió la prueba de que el amor es pura química y por lo visto es algo irrefutable.

(Esta pobre mujer lo pasaría igual de mal que lo estoy pasando yo.. y como es loquera buscó algo cientifico a lo que aferrarse antes de volverse en paciente en vez de médico).

En 1990 demostró que los niveles de serotonina en las personas enamoradas es un 40% inferior al de las personas 'sanas', unos niveles similares a los de aquellos que padecen cuadros depresivos.

(Es decir, que mis altibajos emocionales, que cambian más que el tiempo son normales porque estoy enamorada, por eso puedo estar mas féliz que una perdiz y al momento totalmente triste, porque estar enamorado es similar a estar depresivo O_O, lo que hay que leer)

La serotonina es un neurotransmisor que ejerce un efecto tranquilizante y optimista en nuestro cerebro.

(Es decir, no fumes porros... enamórate que "pal" caso es lo mismo, te va salir más barato y menos dañino para el organismo...)

Al cabo de un año, los niveles de serotonina de los enamorados se normalizan. Vamos, que la fase del enamoramiento tiene, químicamente, una caducidad de un año.

(Genial... sólo tengo que esperar hasta el 24 de diciembre del 2010... eso es algo??!!)

En esta primera parte del proceso amoroso, en el que se pueden llegar a producir fenómenos sorprendentes como erecciones inusitadas o cosquilleos en los bajos fondos con sólo echar un vistazo a nuestro objeto de deseo, intervienen dos hormonas sexuales: la testosterona y los estrógenos.

(Vamos, lo que se llama coloquialmente hablando, un calenton na mas que ves al piltrafilla del que te has enamorado)

La testosterona es la hormona sexual masculina por excelencia aunque las mujeres también la producen (en cantidades inferiores). En invierno y con poco sol se reducen sus niveles, pero con la llegada de la primavera…

(Supongo que de hay viene el famoso dicho: la primavera la sangre altera... fijate tú, todos los días se aprende algo)

Durante la atracción sexual aparecen en escena otros neurotransmisores: las monoaminas. Algunas son conocidas a nivel general: la serotonina, que ya hemos descrito anteriormente; la adrenalina, que acelera el ritmo cardiaco y nos hace sudar, entre otras maravillas; o la dopamina, con efectos parecidos a los de la cocaína o la nicotina. Todo un terremoto a nivel hormonal que es imposible que nuestro organismo pueda aguantar eternamente.

(Si ya lo decía yo... soy como un yonki a la heroina con él, lo veo y quiero más, no me canso, lo que no me podía imaginar es que era tan real. No te drogues enamórate!! es más emocionante)

Vale y por último, entran en juego otras hormonas, las que nos hacen decidir si la persona objeto de nuestras obsesiones y desarreglos hormonales vale la pena, la occitocina. Nuestro cerebro la segrega durante el orgasmo, o sea, que cuanto más sexo tenemos con la misma persona, mayor grado de compromiso y de confort. Actúa en pocos segundos y es responsable de las subidas de tensión sexual.

(Entonces... los infieles podrían alegar que no es culpa de ellos, que tienen problemas con la hormona ésta, la occitocina no? Si es que ya va haber escusas para todo...)

Dejemos a la psicologa italiana, ahora vamos con otras explicaciones porque son muchos los psicologos que han intentado buscar respuesta a ésta pregunta: ¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra?

Innumerables investigaciones demuestran lo decisivo de los recuerdos infantiles -conscientes e inconscientes-. La llamada teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase: "cada cual busca la pareja que cree merecer".
Parece ser que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. El sexólogo John Money considera que los niños desarrollan esos mapas entre los 5 y 8 años de edad como resultado de asociaciones con miembros de su familia, con amigos, con experiencias y hechos fortuitos. Así pues antes de que el verdadero amor llame a nuestra puerta el sujeto ya ha elaborado los rasgos esenciales de la persona ideal a quien amar.

Cuando encontramos a la persona deseada se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. Y así es como lo demuestra:

º El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).
º La presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.
º Se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
º Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.

Bueno, analizándolo todo, ésto parece un parte médico. En definitiva, el amor es algo que ha dado mucho en qué pensar e investigar porque es algo que afecta a todo el mundo por igual y que no se puede evitar vacunándote como con la gripe (por ahora.. porque con cada cosa que se inventa cualquier día ves en las noticias: "vacuna contra el amor, ólvidese de ese que no le ama en tan solo un pinchazo")

"imbecilidad transitoria", así lo llamó Ortega y Gasset y desde luego mal encaminado no iba...