viernes

imaginación al poder: una de vampiros I

Me encontraba sentado en una antigüa y polvorienta silla color miel. Maniatado a la espalda y con los pies trabados a las patas de la vieja silla. Él rondaba tras de mí, giraba a mi alrededor. Serio, aunque a ratos esbozaba en su tosco rostro una ligera sonrisa nerviosa que dejaba ver su angustia y preocupacion. La habitación estaba muy oscura, a penas podía verlo cuando al andar pasaba cerca del único haz de luz procedente de la inquietante y a la vez hermosa luna llena que había aquella noche, entraba por la ventana.

Hace tan solo tres días, un hombre robusto, bien formado y de avanzada edad, yo diría casi con certeza que de unos 60 años, se acercaba a mí a la salida de la biblioteca. Yo estaba sólo. Iba a coger mi bicicleta para volver a casa cuando él me detuvo bruscamente

-¡Cruz!- pronunció alto y claro con un extraño acento.

-¿Quién era ese tipo? ¿como es que sabía mi nombre?-

A penas me dio tiempo ha hacerme estas preguntas para mí, cuando comenzo a hablar de nuevo

-Vengo a decirte algo importante (Inglés, tal vez escocés, me dije a mi mismo al volver a escucharlo hablar), tú eres el elegido.

Tras pocos segundos pregunté al fin -¿quién es usted?

-Eso no es de vital importancia en éstos momentos. -me interrumpio groseramente antes de que pudiera decir nada más-

-Lo único que debes saber es que eres el elegido.

-¿para qué? ¿por quién?, pregunte algo confuso, extrañado e incredulo incluso diría yo.

-Lo sabrás en su debido momento dijo mientras extendía el brazo para entregarme una pequeña tarjeta.

-¡Cruz!- oí de nuevo a mis espaldas. Me giré instintivamente, era Paula habiamos quedado para tomar algo. volví a girarme mientras le decía: -mire, no tengo tiem..

Ese tipo ya no estaba. Sólo había pasado un segundo, ¿dónde se había metido?. Pau seguía caminando hacia mí.

-¿has visto a ese tipo? ¿al hombre mayor que estaba aquí conmigo? le pregunte a mi amiga ya casi al lado mía.

-¿qué tipo? yo sólo te he visto a tí.

-No importa- Guardé la tarjeta en mi mochila y me fuí con Pau.

Ella es sencillamente genial. Tiene una personalidad arrebatadora y es terriblemente sincera. Cabello liso oscuro y piel morena, color dorado. Ojos grandes y vivos del color de las olivas. Nariz respingona y labios gruesos de un color rosa apagado.

Ésa misma noche cuando llegué a casa, subí directamente a mi habitación, estaba muy cansado. Arrogé la mochila al parqué y me dejé caer en la cama. Desde allí vi la tarjeta que aquel tipo tan extraño me había dado esta tarde, al tirar la mochila se había salido.
Me lenvante y la recogí.

"SI DESEAS SABER, UNA GOTA DE SANGRE DEBERAS PONER".

Una sincera carcajada se oyó en la habitación. Ésto es buenísimo, pensé. Será una de esas tarjetas con texto oculto que solo se pueden ver cuando se mojan. Fuí a la cocina por un vaso de agua y con el dedo salpiqué la tarjeta... no ocurría nada. Mi curiosidad por ver que aparecería, si es que aparecía algo, me pudo.

Me fuí de nuevo a mi mochila y saqué el compás de dibujo, me pinché el dedo índice y una gota de sangre rodó hasta posarse en aquella tarjeta. Al cabo de unos segundo la sangre empezo a correr por la tarjeta, de la pequeña gota salían minúsculos hilos de sangre, parecía que empezaba a formarse algo...

"Tu destino está escrito desde el mismo momento en que naciste. Eres el elegido, tu eres el único que posee la llave." El enviado te buscará y te dará las instrucciones. Esperalo.

-¡Joder! ¡que pasada de truco!. Ésto debe ser la promoción de algún nuevo juego, algo espectacular que estarán preparando... y el sueño se apoderó de mi, había sido un día muy largo y el exámen de trigonometría me había quitado las pogas fuerzas que me quedaban esa tarde.

Tres días después era su cumpleaños, su 18 cumpleaños concretamente. Había quedado con Pau, pero aquella tarde no sería tal y como él lo había imaginado.

-Tengo algo muy importante que contarte- dijo Paula. Justo al instante la cara de cruz era el reflejo de una sonrisa nerviosa.

-Yo también tengo algo que decirte- contestó. Lo he estado pensando mucho y creo que

-¡Abajo!- le gritó ella mientras se avalanzaba sobre él por encima de la mesa. Un tipo moreno con un tres cuartos de cuero negro, al otro lado de la galería le había lanzado una estrella de plata... (to be continued)

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