miércoles

Este es mi grito

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  • Veinte muertos por disparos de la policía en Siria, según Al Yazira
  • Tres muertos en Latakia durante protestas de la oposición

Desde que tengo uso de razón estoy viendo guerras, muertes, sufrimiento, catástrofes... en los telediarios. Si bien hay cosas que no se pueden evitar, como lo que ha sucedido en Japón, otras sí.
Para mí la guerra no está justificada bajo ninguna circunstancia. La violencia siempre genera más violencia.


Marruecos-Argelia-Túnez-Libia-Egipto-Siria-Jordania-Arabia Saudí-Yemen-Bahréin-Irán




Una antigua leyenda japonesa dice que a cualquiera que haga mil grullas de papel se le concederá un deseo.


Sadako Sasaki fue una joven que vivió cerca del puente Misasa en Hiroshima (Japón). Sólo tenía dos años cuando Estados Unidos hizo estallar las dos bombas atómicas. En el momento de la explosión estaba en su casa, a 1,5 km de la zona cero de la deflagración.

Nueve años después, Sadako era una niña fuerte, atlética y con mucha energía. Mientras corría una carrera, empezó a sentirse mal y cayó al suelo. Le fue diagnosticada leucemia, conocida como «enfermedad de la bomba A».

Su mejor amiga, Chizuko Hamamoto, le recordó entonces la vieja tradición sobre alguien que realizó mil grullas en forma de figuras de papel (origami) y gracias a ello los dioses le concedieron un deseo.

Chizuko le regaló la primera grulla que realizó en papel dorado y le dijo:
«Aquí tienes tu primera grulla»

Sadako tenía la esperanza de que los dioses le concedieran el deseo de volver a correr de nuevo pero al poco tiempo de empezar su tarea conoció a un niño al que le quedaba muy poco tiempo de vida por la misma causa, la leucemia, le animó a que hiciera lo mismo que ella con las grullas pero el niño respondió:
«Sé que moriré esta noche».

Sadako pensó entonces que no sería justo pedir la curación sólo para ella, y pidió que el esfuerzo que iba a hacer sirviera para traer la paz y la curación a todas las víctimas del mundo.

Con el papel de los botes medicinales y otros que iba encontrando llegó a completar 644 grullas de papel. El avance de la enfermedad impidió que acabase de realizar la tarea, muriendo a los 12 años, tras 14 meses de ingreso en el hospital.

Sus compañeros de escuela, después de su fallecimiento, llegaron a completar las grullas que faltaron por hacer hasta 1.000. Pensaron dedicarle un monumento donde se representaría a Sadako sosteniendo una grulla dorada en su mano, también dedicada a todos los niños que murieron a causa de las dos bombas atómicas.

En el Parque de la Paz de Hiroshima fue construida la estatua dedicada a Sadako, en la base está escrito «Este es nuestro grito, esta es nuestra plegaria: paz en el mundo».

La historia fue tan impactante que trascendió los límites de Japón, convirtiéndose en un referente mundial de los movimientos pacifistas. Quizás en éstos momentos deba ser recordada.

4 comentarios:

gaara_jeik dijo...

joder que bonita historia, si con hacer 1000 grullas se conseguiria la paz en el mundo no tardaria ni un segundo en porme a hacerlas, lo asqueroso esque cada vez hay más guerras

David dijo...

Todo es negocio y dinero.
La guerra es una más de muchos negocios asquerosos. Guerra, droga, prostitución, chantaje, extorsión, secuestro....

JotaEfe dijo...

Y lo que nos queda, Nieves, que la guerra no va a terminar nunca, creo que es consustancial al ser humano, que no sabe resolver las cosas de otra manera por muchas bonitas historias que nos leamos. Una pena. Besos.

Yuna dijo...

Leí un libro sobre Sadako cuando tenía unos 11 años y se me quedó la historia grabada a fuego...

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